No hay nada más individual que la elección de un nivel de práctica religiosa, especialmente en nuestros días, donde el acceso a la información y nuevas formas de pensar son tan asequibles. Esta situación crea una gran dificultad: diferentes cabezas que comparten la misma casa. Los maridos que buscan una educación diferente para los niños de la que quiere la esposa; los padres ven a sus hijos no obedecer su voluntad y seguir la voluntad de rabinos; los niños que aprenden Torá a escondidas de sus padres; o que luchan con los padres religiosos porque les parece importante abrirse al mundo; padres desesperados cuando ven que sus hijos se apartan de la senda de la Torá. Una tremenda confusión nunca vista en los hogares judíos.