Mas Amargo que la hiel

“La policía ucraniana nos custodió hasta un sector asignado por los oficiales nazis, el 15 del Werk C, donde estaban las bolsas que contenían el trotyl, el polvo de ácido pícrico que se utilizaba para el relleno de granadas y que debíamos manipular sin ningún tipo de protección. A los pocos días el veneno se pegaba al cuerpo.
Primero tiñó mi piel, mis ojos, luego el gusto. Todo se volvió más amargo que la hiel”.

En el fluir del relato el lector hallará tres voces bien diferenciadas: la protagonista, ella misma una mujer maravillosa que milagrosamente logró sobrevivir aquel infierno terrenal que fueron los campos de exterminio nazis; la hija de la protagonista, que se armó de valor para contar la experiencia desde sus ojos de primera generación post-guerra; y la nieta de la protagonista, como segunda generación post-guerra, la nieta de la protagonista, como segunda generación, reverberando en la mente del lector el concepto de continuidad. Una historia de supervivencia, angustia, tristeza y valentía, que se trata de poner en palabras para lograr atisbar apenas, una de las atrocidades más grandes de la historia de la humanidad.